La guarida de Negrabarba

martes, marzo 29, 2005

La astronomía, una afición recuperada

Conchita, mi hija mayor debía hacer un expossé sobre cartografía y, como los mapas terrestres le parecían muy simples, le interesó aprender a leer los estelares. Coincidió con eso la múltiple exposición a los correos del grupo Nibiru de la Facultad de Ciencias de la UNAM en donde invitaban a varios cursos relacionados con la astronomía. Por ello, mis hijas y yo, comenzamos a asistir al Curso de manejo de telescopios impartido por el entusiasta y extraodinario expositor Ing. Francisco Mandujano, de la Sociedad Astronómica de México.

Hace un par de años, para celebrar que me titulaba de físico, me autoregalé un telescopio NexStar 114 GT de Celestron pues la astronomía es un hobby que nunca me pude pagar. Cuando nuevo, el entusiasmo duró sólo un par de días, que dieron como resultado la observación de Júpiter y sus lunas. Un espectáculo bellísimo. También pudimos observar con claridad la topografía lunar. Pero digamos que eran tonteos con poco propósito. Desafortunadamente, en la Ciudad de México es difícil observar cualquier cosa, pues todo el tiempo está nublado salvo unos cuantos días al año.

Por estos motivos, cuando ingresamos Carmen, Conchita y yo al curso de manejo de telescopios, lo hicimos con entusiasmo y alegría. Teníamos el telescopio, ahora sólo faltaba aprender a usarlo. La clarísima exposición del Ing. Mandujano nos develó los secretos de la alineación, la desviación local del campo magnético terrestre, las proporciones convenientes para la distancia focal y el aumento, el uso de los objetivos y la observación solar, planetaria y astral. Pudimos ver al Sol usando los filtros adecuados y también pudimos proyectarlo. Saturno con sus espectaculares anillos fue visible sin problemas desde la contaminada y excesivamente iluminada Ciudad de México. El curso acabó muy bien y ahora continuamos con el curso de reconocimiento de constelaciones que está interesantísimo.